A Fuego Lento. FICCTerra 2025
- FICCTerra

- hace 4 días
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A fuego lento es una técnica culinaria para cocinar alimentos a una temperatura baja y constante durante un período de tiempo prolongado, permitiendo que se mezclan y desarrollan sabores profundos y se generen alimentos tiernos, jugosos y nutritivos. Es una forma de cocción que nos lleva a las fogatas y hornos de barro que se usan desde tiempos inmemorables. También nos transporta a la cocina de la abuela, la bisabuela o la mamá, a los olores a moles, tamales, quelites, y frijoles cocinados en ollas de barro.
A fuego lento, contrasta con la tendencia de hoy: la comida rápida, prefabricada, cocida a altas temperaturas, que degrada vitaminas y proteínas. Una comida que corresponde a un modo de vida capitalista que ha acelerado a todos los aspectos de la vida. La velocidad parece la clave del éxito en la lógica del mercado; producir más, vender más, y consumir más para poder acumular riqueza para algunos, lo que ha implicado saqueo y explotación para otros. La velocidad, el estrés y las preocupaciones nos enferman, nos hacen obesos, nos separan, nos roban el tiempo para mirarnos, encontrarnos, cuidarnos. Los cambios acelerados ponen en riesgo al planeta, a nuestras vidas y a las futuras generaciones. Estamos ante una guerra de todxs contra todxs, en donde destruimos la casa común.
En este escenario, la lentitud aparece como una forma de resistencia. Cocinar la vida a fuego lento, estar plenamente en el presente, contemplando al otro, a la otra: las personas, los lugares y los seres que nos rodean. La lentitud no es retroceder o vivir en cámara lenta, sino reconectar con las raíces, con la naturaleza, con quienes somos y quiénes queremos ser. El descanso, el ocio, el placer y la pausa, como remedios en estos tiempos de crisis. Abrir los ojos y el corazón para mirar a nuestras comunidades, escuchar el canto de los pájaros, mirar la luna y las estrellas, y escuchar las palabras de las abuelas y abuelos, de las niñas y los niños alrededor del fogón.
Convocamos a la voz de las curanderas que han sabido sostener la vida desde la sabiduría de la lentitud y de los pueblos. Ponemos al centro el poder de la transformación que nos regala tetl (náhuatl), k’áak (maya), tsibi (otomi), islkuyat (totonacu), jöma (cora), el fuego. Su capacidad para destruir lo que ya no nos sirve; su chispa que nos da energía y pasión para luchar por lo que nos importa; y su capacidad para purificar el espíritu y darnos sabiduría. “Somos un mar de fueguitos” como dice Eduardo Galeano, “Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. [...] Algunos fuegos arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.”

El cine a fuego lento, nos recuerda que la transformación requiere tiempo, cuidado, conversación y sazón. Como las recetas de las abuelas que alimentan cuerpo y alma, buscamos películas cocinadas con cariño: cine que respira, que acompaña, que siembra y comparte aromas de dignidad. Cine a fuego lento es una invitación a la pausa, a mirar juntas historias de otros lugares, reflejarnos en ellas y dialogar sobre cómo nos va en la vida y hacia cuáles horizontes queremos caminar. Es volver a habitar las calles, las plazas, los espacios públicos con la intención de crear comunidad. Es recordar que somos un mar de fueguitos,
capaces de encender mundos justos y solidarios, a fuego lento.




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